Oración al Espíritu Santo
DIOS MÍO, DAME TU ESPÍRITU (Recorrida por la vida del pradosiano invocando al Espíritu)
¡Dios mío, dame tu Espíritu!
- Lo necesito para ser testigo de tu Verdad en el mundo; para que libre de aprobaciones y desaprobaciones, yo tenga el deseo de agradarte solamente a Ti.
¡Dios mío, dame tu Espíritu!
- Para amar tu Cruz como la han amado los santos, para vivir con ella y dar mi vida por ella para conducir a los hombres y mujeres a tu gloria, para amar hasta el extremo.
¡Dios mío, dame tu Espíritu!
- Para formar apóstoles pobres para evangelizar a los pobres, para tener la audacia de llamar en tu nombre a los que Tú quieres que te sigan por el camino de un sacerdocio según el Evangelio, y así construir tu Iglesia entre los pobres.
¡Dios mío, dame tu Espíritu!
- Para ser fiel al Estudio del Evangelio cada día, y que éste sea mi principal trabajo: ser discípulo de tu Palabra para construir tu Pueblo en este ministerio. Que él sea mi gran acto cotidiano de amor por Tl.
¡Dios mío, dame tu Espíritu!
- Para ser un pastor contemplativo de tu obra, de tu misericordia actuando en mí a cada momento. Para que sea tu colaborador en el trabajo que Tú realizas en todas las personas y en mi comunidad.
¡Dios mío, dame tu Espíritu!
- Para que Jesucristo complete en mi carne los sufrimientos que faltan a su pasión.
¡Dios mío, dame tu Espíritu!
- Para que pueda decir honestamente que todo lo acepto por amor a Ti, con tal que se haga tu voluntad en mí y en todas tus criaturas.
¡Dios mío, dame tu Espíritu!
- Para que yo pueda llegar a ser por la oración y el sacrificio un pan bien cocido para tu Pueblo pobre que el «tomen y coman» de tu persona sea una realidad en la totalidad mi vida.
Que el amor sea la fuente de toda mi actividad apostólica.
¡Dios mío, dame tu Espíritu!
- Para amar a los pobres como Tú los amas, para entrar en «compasión» de tu Hijo para con ellos; para que en este camino habite en mí la santidad de tu Hijo, Que yo les ame gratuitamente.
¡Dios mío, dame tu Espíritu!
- Que yo pueda crecer en el amor de tu Hijo, pobre, crucificado y comido. Que sea siempre consciente de que este tesoro lo llevo en un vaso de barro, para que se vea que esta fuerza extraordinaria no viene de mí mismo sino de Ti.
Amén.